• A gran altura, el clima es particularmente inestable y evoluciona rápidamente, trayendo consigo cambios en el tiempo (nieve, frío, niebla, viento) y en las condiciones de progresión (hielo, escarcha, nieve). Se debe conocer los signos precursores y no insistar.
• La formación de nubes es extremadamente rápida y puede conllevar graves dificultades de orientación.
• Las tormentas son frecuentes y resultan más sorprendentes, violentas y peligrosas que en el llano. Niebla y falta de visibilidad, ráfagas de viento desestabilizadoras (de hasta 150 km/h en la cima) ponen en peligro la progresión, y los rayos constituyen un peligro significativo.